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Sindicato de Trabajadores de Tragsatec

Delitos y faltas... de respeto (editorial del día 31/03/2014 en la Ventana, Cadena Ser)

La realidad es la que es un a menudo muy terca, y aunque estemos maquillados por la nueva tecnologías y parece que todo se supera, de nuevo aparecen los fantasmas del pasado, y este editorial resume en dos minutos nuestra historia cíclica laboral, donde se ven claros reflejos en Tragsatec:

'Es posible que hablar de lucha de clases pueda sonarle trasnochado a más de uno. Si a usted, por ejemplo, se le ocurre en una reunión plantear que los derechos de los trabajadores salen siempre malparados seguro que le cae un chorreo por rojo y por antiguo. Porque eso -le dirán- es lenguaje del pasado. Pero usted -si nos permite el consejo- no se deje intimidar. Porque sí, continúa habiendo clases; y sí, en la comparación siempre pierden los pringados.

Así que tome nota porque hoy traemos a 'La Ventana' dos noticias que le van a servir como argumento. Una es un delito, la otra una ofensa. Tenemos por un lado el juicio a un empresario turístico balear que levantó un imperio a base de no pagar impuestos y explotando a sus empleados: tres euritos la hora, doce, trece, catorce, quince horas al día y siete días a la semana. Y nada de IVA, ni Sociedades. ¿Para qué? Claro, ¡así cualquiera! Bueno, hoy le juzgaban, finalmente ha pactado con la fiscalía siete años de cárcel -le pedía más de ochenta- y veintidós millones de multa, que no está mal. O sea que estamos hablando de delito puro y duro, delito reconocido.

Eso por un lado. Y por otro tenemos el caso del exconsejero delegado de Iberia que abandona finalmente la compañía con más de tres millones y medio de euros en el bolsillo. Aquí todo es legal. Lo más sangrante, sin embargo, es que haciendo cuentas y ya que estuvo cuatro años en el cargo, le sale una indemnización de quinientos días por año trabajado. Que son unas condiciones algo distintas del ERE que él mismo pilotó y que dejó en la calle a tres mil trabajadores de Iberia a treinta y cinco días por año.

Llegados a este punto, dé por hecho que alguno de sus compañeros -o compañeras- de reunión ya le habrán saltado a la yugular al grito de: '¡demagogo, demagogo!' Pero haga usted una prueba: si consigue no alterarse y simplemente se limita a mirarles a los ojos, ya verá cómo en nada se les cae la cara de vergüenza. Y si no siempre podrá acordarse de sus muertos, pero eso, además de antiguo, es feo. Mejor no lo haga.'

Editorial de Carles Francino en el programa 'La Ventana' de Cadena SER. Para escuchar pinchar aquí

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