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Sindicato de Trabajadores de Tragsatec

Hoy en el Parlamento Europeo se puede APROBAR las jornadas de 65 horas.

Del gran número de artículos que hacen referencia a este retraso social europeo, en un momento de crisis, donde abanderados por Inglaterra los países del entorno del Este se han unido, excepto Hungría, para no perder su competitividad; he destacado este artículo de Antonio Papell, publicado en Ecodiario .

Nos hace retroceder a los incios del derecho laboral, ayá por el año 1870 donde la jornada laboral era de 64 y nos acerca al día de hoy, donde algunos analistas, asemejan las protestas estudiantiles motivadas por Bolonia con el Mayo de 1968; en un escenario donde se preveé que hemos construído un mundo donde los jóvenes vivirán en peores condiciones sociales que sus padres.

¿Una vuelta al pasado? En 1870 la jornada de trabajo era de 64 horas para los obreros de la industria y superaba las 70 horas en el caso del sector terciario.

Si los eurodiputados aceptan mañana lo propuesto por los 27 gobiernos de la Unión Europea, un empleado podrá, en caso de acordarlo así con el empresario, trabajar hasta un máximo de 65 horas semanales de media, frente a las 48 horas actuales. ¿Una vuelta al pasado? En 1870 la jornada de trabajo era de 64 horas para los obreros de la industria y superaba las 70 horas en el caso del sector terciario.

Además, con la nueva directiva que se votará mañana, el tiempo inactivo de las guardias de los médicos dejaría de considerarse como tiempo de trabajo y desaparecería la obligación de que el personal sanitario disfrute de un descanso compensatorio inmediatamente después de las guardias.

Los sindicatos europeos escenifican hoy una protesta en Estrasburgo por considerar, con toda la razón, que esta directiva ataca los derechos de los trabajadores y atenta contra la Europa social.

Algunos gobiernos, como el español, han torcido el gesto de puertas adentro pero no han movido un dedo para vetar esta sinrazón. Un disparate que tendrá una efectividad limitada. Rodríguez Zapatero y otros jefes de gobierno ya han manifestado que no introducirán esta reforma en la legislación laboral interna- pero que es muy revelador en el plano ideológico: lejos de avanzarse en la mejora de las condiciones sociales de los trabajadores, se amplían los márgenes de los empresarios.

No es en absoluto extraño que Europa no cale en la opinión pública de los europeos. Más bien estamos en el camino de todo lo contrario: con estos gestos, el rechazo continuará creciendo.

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