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Sindicato de Trabajadores de Tragsatec

Según CCOO la última cumbre del G8 ha sido decepcionante

Ni ha sentado las bases para combatir el cambio climático, ni ha adoptado medidas contra el desempleo y la debilidad económica y tampoco hay compromisos de ayuda oficial al desarrollo

La secretaría de Acción Sindical Internacional de CCOO considera decepcionante el resultado final de la cumbre de julio del G-8 celebrada en Hokkaido (Japón) por no haber definido unas bases claras que faciliten las negociaciones tendentes a combatir el cambio climático, ni adoptar medidas concretas para hacer frente a la debilidad económica imperante y el creciente desempleo, más allá de los tópicos llamamientos contra el proteccionismo. Por último, tampoco se han alcanzado compromisos claros sobre AOD. Para CCOO, los líderes del G-8 no han estado a la altura de los retos actuales, en conclusión, la Cumbre del G-8 ha aportado poco más que retórica sin compromisos concretos demostrando una preocupante carencia de liderazgo efectivo frente a las crisis actuales.

Los jefes de Estado o de gobierno se mostraron optimistas respecto a la capacidad de sus economías de superar la crisis, entendiendo que, en el largo plazo, crecen y funcionan bien. La inflación con estancamiento económico parecieron carecer de relevancia para los líderes. Incluso cuando la OCDE predice que el desempleo en los países industrializados pasará de 32 millones en 2007 a 35 millones en 2009, o cuando el informe de la OIT, Global Employment Trends (2008), señala que el 50% de la población mundial tiene empleos vulnerables o que el 16’5% de los trabajadores recibe salarios que no llegan al dólar diario por persona integrante de la unidad familiar. Si el G-8 en su Cumbre de 2007 hizo un llamamiento por la dimensión social de la globalización y apoyó los principios de Trabajo Decente de la OIT, en esta ocasión se ha limitado ha expresar retóricamente su deseo de que “los beneficios de la globalización se extiendan a todos”.

Las conclusiones de la Cumbre ofrecieron pocas novedades, centrándose en los aspectos más liberalizadores de los textos adoptados por la OCDE y el FMI. Llamamientos a la protección de las inversiones, al arbitraje internacional –por oposición a tribunales internacionales- para resolución de disputas, facilitación de los servicios financieros transfronterizos o ausencia de referencias a la responsabilidad de los inversores (en contradicción con las líneas directrices de la OCDE para empresas multinacionales) han marcado la Cumbre. Más allá de vagas referencias a regulaciones financieras, el G-8 nada ha dicho sobre el papel de los hedge funds, los fondos de capital-riesgo o la falta de transparencia de los mercados en la crisis financiera internacional.

Sólo en el ámbito de la seguridad energética, a la que el texto de la declaración final dedicó una especial atención, se abogó por la transparencia de los mercados, advirtiendo del comportamiento especulativo de algunos fondos de inversión y apoyando el papel de la OCDE combatiendo la evasión fiscal, e hicieron un llamamiento a todos los países a ratificar la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción, lo que no deja de ser paradójico, teniendo en cuenta que al menos tres de sus miembros no lo han realizado.

Para CCOO resulta decepcionante que los líderes del G-8 no adoptaran objetivos concretos de reducción de emisiones para sus países, ni se hiciera alusiones al año de referencia para el cálculo de la reducción de emisiones, y se rehusara manifestar compromisos intermedios. Tampoco se avanzó en propuestas para vincular al acuerdo a países emergentes ni en concretar cómo se piensa reducir la dependencia de fuentes de energía fósiles. La declaración de los Jefes de Estado o de Gobierno del G-8 contrastó negativamente con las conclusiones de los Ministros de Trabajo del mismo grupo que apostaron decididamente por la creación de “empleos verdes” y subrayaron el importante papel que podían desempeñar los interlocutores sociales para facilitar una transición hacia modelos económicos menos dependientes de fuentes de energía fósiles.

Por otro lado, y aunque los líderes del G-8 confirmaron su compromiso con el incremento a la Ayuda Oficial al Desarrollo (ODA) decidido en 2005, no concretaron cómo se cumpliría. Es más, la AOD ha disminuido y el compromiso de apoyo a la agenda sobre Trabajo Decente, de la OIT, no ha tenido cabida en la declaración final del G-8. Sólo se han observado medidas concretas y positivas en la lucha contra el SIDA.

Por último, CCOO considera adecuadas las propuestas a corto plazo sobre como afrontar la actual crisis alimentaria, dirigidas a dar respuesta a las situaciones más graves o de emergencia, aunque han pasado de puntillas sobre los factores estructurales que han favorecido esta crisis, incrementando los precios y amenazando el suministro.

CCOO

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